Zapatos de verano para los niños: Cómo elegir los mejores
Para elegir los mejores zapatos de verano para los niños, es necesario apostar por aquellos que sean transpirables pero con una suela que no resbale.
En apenas un mes, el verano dará señales importantes de su presencia y podremos finalmente abandonar los zapatos cerrados en favor de una sandalia fresca y cómoda. En el caso de los más pequeños de la casa, es importante elegir bien su calzado para los días de calor, por lo que vamos a ofreceros ahora algunas pautas básicas para saber elegir los mejores zapatos de verano para los niños.
Zapatos de verano para los niños: Cómo elegir los mejores
Las reglas cambian según la edad, los gustos y el tipo de vida que lleva el pequeño, aunque hay algunos factores que no se pueden descuidar ni siquiera en la edad adulta: los pies nos mantienen en posición erguida, sobre ellos desciende el peso de todo el cuerpo , son el soporte básico de la columna. Por todos estos motivos no debemos descuidarlos nunca y elegir siempre el zapato adecuado . Especialmente en la niñez.
Por otro lado hay que tener en cuenta que estos accesorios no existen en la naturaleza: fueron inventados para proteger nuestras extremidades. Por ello, un niño muy pequeño que esté aprendiendo a caminar debe andar descalzo, pero como muchas veces esto es imposible, el zapato a elegir en verano debe tener las siguientes características:
- Estar abierto como una sandalia o medio abierto; para los muy pequeños que todavía tienden a gatear y jugar en el suelo, la segunda opción es mejor, ya que protege las yemas de los dedos.
- Evitemos las chanclas, hasta los 4-5 años (e incluso un poco más) o al menos hasta que hayan aprendido a caminar de manera estable y no corran el riesgo de resbalarse o lastimarse al correr con tales zapatos. Lo mismo ocurre con las zapatillas del tipo «croc» que en verano se ponen de moda incluso entre los niños, aunque si son muy pequeños pueden tropezar con ellas fácilmente.
- Los zapatos también deben ser transpirables (piel o tela) para evitar el sudor y por tanto el mal olor y sobre todo la humedad de los pies que también tiende a favorecer la micosis y la irritación. Esto también se aplica a las sandalias, que también necesitan una suela antideslizante (donde descansa el pie) .
- Se debe preferir el modelo con una punta ancha y ligeramente levantada, capaz de soportar el antepié en el paseo. Los refuerzos laterales no deben ir más allá del maléolo. Para los zapatos cerrados, es importante un refuerzo para que el niño pueda apoyar bien el talón, pero nunca demasiado rígido y duro. La suela debe ser blanda y no resbaladiza, para permitir el mejor movimiento natural posible del pie y una adecuada adherencia al suelo.
- Y en cuanto a la medida , siempre debemos probar bien el zapato al niño antes de comprarlo, pero como dato para guiarnos podemos añadir que los pediatras afirman que los zapatos de los niños deben ser al menos 12 mm más largos que el pie de los cuáles 8-9 mm debe ser por delante.
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